HISTORIA DE IMPACTO

January 17, 2024

Marzo 2023

¿Cuál es la esencia de la historia?

Debido a su lucha contra la pobreza, la maternidad soltera y el desempleo, una mujer inmigrante corre el riesgo de ser objeto de trata.

¿Quién está al centro de esta historia? ¿Qué datos personales conocemos de ella? (por ejemplo, nombre, edad, país, familia, ocupación, personalidad, etc.) ¿Cuál es su objetivo? ¿Cuáles son sus necesidades, deseos y aspiraciones?

La señora Merlín Edith Avila Lagos, de 29 años de edad, con una educación primaria hasta el 5to grado. Nacida en Sabanagrande, Tegucigalpa, Honduras, es ama de casa y madre soltera de su hija de 4 años. Tiene antecedentes familiares de consumo de drogas y violencia doméstica.

La Sra. Merlin es la cuarta hija y la segunda niña en una familia de seis hijos. Su padre abandonó a su familia cuando ella era muy pequeña. Su madre trabajó duro para mantener a la familia haciendo y vendiendo rosquillas de maíz, pero la familia vivía en condiciones de extrema pobreza. A los 10 años, la señora Merlín decidió empezar a trabajar vendiendo rosquillas al igual que su madre. Ella quería poder comprarse cosas y ayudar a su madre. Poco después de empezar a trabajar, abandonó la escuela porque no tenía para comprar los útiles escolares.

A los 15 años conoció a un hombre 10 años mayor que ella. Al inicio de su relación, el hombre de 25 años la trataba bien, pero cuando la señora Merlín quedó embarazada, su actitud cambió y la dejó. También se sintió abandonada por su madre porque la familia no había aprobado a este hombre ni a la relación. Dadas las circunstancias, la Sra. Merlin sintió que tenía que viajar al norte para encontrar trabajo y poder mantener a su hija.

¿Qué obstáculos impiden que esta mujer alcance sus metas? (por ejemplo, económicas, sociales, culturales, etc.) Resalte como la Fundación Internacional Buen Pastor (GSIF por sus siglas en inglés) le está ayudando o le ayudará a supercar los obstáculos.

¿Qué otros obstáculos o problemas enfrenta esta mujer? (por ejemplo: discriminación, mala nutrición, desplazamiento, violencia, etc.)

A los 27 años, dadas las presiones económicas y familiares, la señora Merlin tomó la decisión de viajar a Estados Unidos. Conoció a una vecina de edad cercana que le dijo que ella tenía los mismos problemas. La vecina le dijo a Merlin que conocía a un amigo, un hombre, que llevaba gente al norte, a los Estados Unidos. Merlin vendió un armario de madera por 3.000 lempiras (unos 140 dólares) y las dos comenzaron su viaje, partiendo hacia San Pedro Sula, y luego hacia la frontera con Guatemala. Una vez en la frontera, el hombre les dijo que debían permanecer allí aproximadamente cuatro días. Mantuvo a las dos mujeres encerradas para que no pudieran comunicarse con nadie. Les dijo que si intentaban escapar, los agentes de inmigración las atraparían y las llevarían a la cárcel.

Un día, las mujeres insistieron en salir a comprar un cargador para sus celulares. Mientras estaban afuera, vieron a algunas mujeres vendiendo comida. Una de estas mujeres les dijo “salgan de allí lo antes posible”, que las dos estaban en muy mala situación y que el hombre intentaría venderlas para prostituirse. Las dos mujeres huyeron y se escondieron en un basurero, permaneciendo allí toda la noche hasta que el hombre dejó de buscarlas. Luego regresaron con sus familias en Honduras.

Ocho días después, una persona contactó a la señora Merlín en Honduras a través de las redes sociales. La mujer, haciéndose pasar por una amiga, sugirió que Merlín saliera de Honduras nuevamente, asegurándole que la llevaría a Estados Unidos de manera segura y sin incidentes. Consciente de la gran necesidad de su familia, decidió intentar hacer el viaje nuevamente. Pero las cosas se deterioraron después de que conoció a la supuesta amiga en San Pedro Sula, Honduras y las dos llegaron a Guatemala. La Sra. Merlin se dio cuenta de que la supuesta amiga tenía una conexión con el hombre del primer viaje que había intentado venderla. La Sra. Merlin y la mujer fueron a un centro comercial y la Sra. Merlin vio al mismo hombre a la distancia. En ese momento comprendió que estaba atrapada en una red de trata humana. Logró escapar y regresó a su pueblo y a su hija. Ella cree que está mejor y más segura en su país. Si bien todavía lucha por mantener a su hija con su negocio de rosquillas, está agradecida por el apoyo emocional que recibe de parte de las hermanas del Buen Pastor de su comunidad.

¿Qué acciones toma la Fundación Internacional Buen Pastor (GSIF por sus siglas en inglés) para ayudar a la mujer, o cómo “GSIF” y la mujer trabajan juntos para afrontar el desafío?

¿Qué programas, proyectos o iniciativas apoyan específicamente a esta persona?

Con el apoyo de las Hermanas del Buen Pastor y su familia, la Sra. Merlin ha podido construir su negocio de rosquillas, vendiéndolas en su pueblo y en la ciudad. Gracias a estos esfuerzos, puede cuidar de su hija, todo ello sin exponerse al peligro de la trata de personas.

¿Cuál es el resultado para la mujer? ¿Alcanzó su objetivo o avanzó hacia él? ¿Cómo es la vida de la mujer ahora?

La Sra. Merlin está ansiosa por trabajar duro, salir adelante y ver crecer a su hija. Ahora colabora en un proyecto para crear conciencia sobre la presencia de la trata de personas en la comunidad. Reconoce el valor de las redes sociales pero insta a la gente a aprender a utilizarlas correctamente y con cuidado. Hoy también promueve la obra del Buen Pastor y advierte a otros sobre los riesgos que pueden acompañar a la migración.

Este testimonio ha sido compartido con la ayuda de Janeth del Carmen Rodríguez Gonzáles, RGS, hermana religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor durante 29 años. Trabajadora social de formación, trabaja para brindar ayuda humanitaria a quienes se desplazan por Honduras (provisiones esenciales como alimentos, agua, ropa, artículos de higiene y artículos para bebés). El ministerio de la congregación se centra en áreas donde hay altas concentraciones de inmigrantes. Entre ellos: 1) Danlí, en la frontera entre Nicaragua y Honduras – 57 millas al sureste de Tegucigalpa. Las hermanas visitan los barrios para distribuir suministros esenciales; 2) Terminal de Ómnibus de Tatumbla, a donde llegan autobuses llenos de migrantes en tránsito cada 20 minutos. Ayudan a familias enteras, muchas de ellas con niños menores de 5 años; 3) Choluteca, en la frontera de Nicaragua con Honduras al norte, donde las hermanas visitan y apoyan un albergue donde los migrantes se quedan para recuperar fuerzas.

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